Fue “Separado definitivamente del servicio” por los sublevados de su plaza
como Catedrático en el Instituto de Soria (BOE de 23/06/1937), al no presentarse en su plaza de Soria y pasar la guerra en
Valencia. Sin embargo, Ibáñez Tarín muestra que fue finalmente sometido en
noviembre de 1939 a juicio sumarísmimo por la justicia castrense y como fue
condnado a traslado
forzoso e inhabilitación para cargos directivos. y no pudo reincorporarse a ella hasta 1943, en el Instituto de Játiva, donde
permaneció hasta 1969, cuando se trasladó al Instituto Sorolla de Valencia,
donde se jubiló al cumplir los setenta años.En la postguerra colabora asiduamente en los diarios •Levante•
y •Las Provincias• (como nos recuerda Max Aub en La gallina ciega).
Es conocido especialmente por sus manuales y materiales docentes, varias
veces reeditados, como su Historia de la
literatura española (1927) o la Gramática
española (1931).
Fue también uno de los responsables de las ediciones de textos literarios
clásicos para la Editorial Hernando, la base de la conocida colección de
Clásicos Castellanos.
Sin embargo,
ha pasado más desapercibida su labor en el CEH, en el que colaboró con Navarro
Tomás, tanto en el Laboratorio de Fonética como en la preparación del proyecto
del ALPI.
Cuando Menéndez Pidal
y, sobre todo, Navarro Tomás proyectaban el ALPI,
pensaron durante mucho tiempo contar con un único colaborador que, siguiendo el
ejemplo del Atlas Linguistique de la
France, encuestase todos los puntos seleccionados. Amado Alonso era el
candidato propuesto para ese papel, que finalmente no llegó a desempeñar,
aunque participó en el diseño de los cuestionarios redactados para las
encuestas, en concreto en la sección consagrada al léxico. Por esas fechas también Lacalle colaboró con Navarro
Tomás en los trabajos preparatorios e incluso, cuando ya parecía
imposible contar con ese explorador único, Navarro pensó que formase parte del
equipo que realizaría el trabajo de campo:
“Estoy haciendo un cursillo de preparación
fonética para tres jóvenes que parecen dispuestos a viajar, no sé si usted les
conocía: [Rafael]Lapesa, Lacalle y [Paulino[ Ortega Lamadrid. El primero es el
mejor” (carta de Navarro Tomás a Amado Alonso, 2/03/1929, cit. por Pedrazuela,
2005, pág. 280).
Ninguno de estos posibles colaboradores
participó finalmente en las encuestas, pero parece que al menos Lacalle estuvo
dispuesto a hacerlo. Consta en la documentación de la JAE que, invitado
a impartir en el primer semestre de 1931 un curso de lengua y literatura
española en Zurich, solicitó se le concediese “la condición de pensionado
durante cuatro meses, tiempo aproximado de duración del curso y estudios que se
propone realizar, a partir del 10 de enero” (petición de 27/12/1930
a la que se accedió el 20/01/1931). Sus planes eran
“estudiar
algunas cuestiones sobre la composición del Atlas Lingüístico de Italia,
especialmente en lo que se relaciona con la parte tipográfica de confección de
mapas para su impresión, etc., datos que acaso resulten interesantes para los
trabajos del Atlas lingüístico de España que lleva a cabo el Centro de Estudios
Históricos y en los que, bajo la dirección del Sr. Navarro Tomás, colabora el
que suscribe”.
El
propio Navarro refrenda el 28 de diciembre la solicitud con un informe en el
que califica de
“oportuno
y conveniente el viaje […] sobre todo por lo que se refiere a la probabilidad
de adquirir una información directa respecto a la preparación de los mapas del
Atlas Lingüístico italo-suizo en curso de publicación. Por lo cual me permito
proponer favorablemente respecto a la concesión de la consideración de
pensionado que solicita” (puede accederse al expediente en el Archivo
de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas Edad (http://archivojae.edaddeplata.org/jae_app/jaemain.html).
Cuando, ya en los sesenta, se publicó el único
volumen del ALPI, se omitió toda referencia al modesto papel de
Lacalle, pues no se le cita en la “Introducción”, donde se menciona “la
cooperación del malogrado Amado Alonso y otros colaboradores” (Navarro Tomás y
Balbín, 1962, sin número de pág.); no obstante, los encuestadores del ALPI ya
habían indicado años antes que el cuestionario había sido confeccionado por
Navarro “con la cooperación del malogrado Amado Alonso y de Ángel Lacalle”
(Sanchis Guarner et al., 1961, pág. 117).
Además de su implicación en el ALPI, Lacalle
colaboró también en el CEH en los trabajos que se realizaban con vistas a una
nueva edición del Dialecto leonés de don Ramón, aunque fue
Lorenzo Rodríguez Castellano quien finalmente se ocupó de encuestar con esta
finalidad diversos puntos de Asturias, pues, como comenta el dialectólogo
asturiano:
"En el año 1931,
recién salido yo de las aulas universitarias, quiso que hiciese mis primeras
armas de investigador dialectal en esta nuestra Asturias. Deseaba D. Ramón
reeditar su «dialecto leonés», aquel magnífico estudio suyo sobre el habla del
antiguo reino leonés, porque no ignoraba que, aunque abarcaba todo el antiguo
reino cristiano, quedaban muchos cabos sueltos, debido unas veces a la escasez
de materiales y otras a que los reunidos no eran siempre de fiar".
Sin embargo, a
juzgar por la documentación conservada en los documentos de Rodríguez
Castellano conservados en el CSIC (en adelante ALRC), fue en realidad Ángel
Lacalle quien se encargó de transmitirle un encargo que don Ramón le había
hecho a él en primer lugar:
"Regreso
dentro de siete u ocho días; entonces tendré mucho gusto en darle las notas e
itinerarios. Es un viaje un poco raro: Santander, León, Asturias, otra vez
León, de nuevo Asturias hasta el mar. En algunos puntos D. Ramón busca límites
de palabras; en otros vocabulario. El cuestionario, pues, varía según las
localidades. Cuestionario desde luego reducido a la morfología y sintaxis del
estudio de D. Ramón sobre el Dialecto leonés […]".
Era, como
puede apreciarse, un largo viaje; «Yo he calculado que para todo esto se
necesitará más de dos meses», le indica Lacalle, aunque no sabe «si D. Ramón
pensará variarlas, al reducir la extensión del viaje»; en todo caso, a su
regreso a Madrid, «con las notas y los mapas, podré repetirle las instrucciones
que tenía» (carta de Lacalle a Rodríguez-Castellano, 28 de junio de 1931, ALRC,
cit. Pérez Pascual 2020).
Se conserva
también en el fondo ALRC una interesante carta de Rafael Lapesa a Ángel Lacalle
de la que se puede deducir que había sido don Rafael quien se encargó de
redactar «un pequeño cuestionario de los dialectalismos leoneses citados por él
[Menéndez Pidal] en la Revista de Archivos»:
"No sé si D.
Ramón querrá solo de los fenómenos que él indica en esas papeletas amarillas;
de todos modos, usted los tiene en mis notas, agrupados casi por fenómenos, de
modo que le será fácil desglosar los que quiera. […]. Me he limitado a recoger
ejemplos de dialectalismos fonéticos, pero no morfológicos ni sintácticos. No
sé si serán necesarios".
En una
postdata añade que ha hablado con don Ramón y que este «preferiría que hubiese
en el cuestionario preguntas de morfología y sintaxis», pero que «Como salgo
mañana, tengo que dejarle a usted el trabajo» (carta de Lapesa a Lacalle, 22 de
junio de 1931, ALRC, cit. Pérez Pascual 2020).