Otero Álvarez, Aníbal (1911-1974)

Relación con el CEH
Becario en el CEH (1931-1936). Colaborador con Menéndez Pidal en el Archivo del Romancero (1929-1953).
Proyectos
Encuestador del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (1934-1936 y 1953-1954, CEH-CSIC)
Colaborador en la edición del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (CSIC, 1954-1967)
Colaborador del Archivo del Romancero (1929-1953).
Trabajos
Encuestador único de casi todos los puntos gallegos del ALPI (1934-1936) y, con otros colaboradores, de los de Portugal (con Armado Nobre de Gusmao en 1936 y con Luis Filipe Lindley Cintra en 1953-1954), así como de otros puntos de Castilla y León (con Aurelio Espinosa). Responsable de la edición del ALPI tras la Guerra Civil (con M. Sanchís Guarner y Lorenzo Rodríguez-Castellano). Colaborador en otras tareas del CEH (dibuja mapas para algunos artículos derivados de los trabajos del ALPI, como el de Tomás Navarro Tomás, Aurelio M. Espinosa (hijo) y Lorenzo Rodríguez Castellano, “La frontera del andaluz”, Revista de Filología Española, XX, 1933, págs. 225-277.
Recoge muestras del romancero para el Archivo del Romancero de Ramón Menéndez Pidal y María Goyri (1929-1953) (son más de 250 romances, de acuerdo con una carta de Otero a Rodríguez Castellano, 9/11/1953, cit. Cortés Carreres y García Perales, pág. 254).
Publicaciones

Relacionadas directamente con su labor en el CEH:

 

Otero Álvarez, Aníbal, Manuel Sanchís Guarner, Lorenzo Rodríguez-Castellano y Luis Filipe Lindley Cintra (1962): "El Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI): Trabajos, problemas y métodos", en Actas do IX Congresso Internacional de Linguística Românica, Lisboa, III, pp. 113-120. Boletim de Filologia XX, 1961.

Otero Álvarez, Aníbal, Manuel Sanchís Guarner y Lorenzo Rodríguez Castellano (1962): Colaborador en la edición del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica, vol. I, Madrid: CSIC [accesible en http://alpi.csic.es/es/publicaciones#&gid=1&pid=12].

 

Otras publicaciones lingüísticas

Otero Álvarez, Aníbal (1949-1976): “Hipótesis etimológicas referentes al gallego-portugués”, serie de 25 artículos, publicados en Cuadernos de Estudios Gallegos.

Otero Álvarez, Aníbal (1953-1964): "Contribuciones al léxico gallego y asturiano", serie de 10 contribucións, publicados en Archivum. Revista de la Facultad de Filosofía y Letras.

Otero Álvarez, Aníbal (1951): "Una versión latina popular de las doce palabras retorneadas", Cuadernos de Estudios Gallegos, VI.

Otero Álvarez, Aníbal (1952): "Irregularidades verbales del gallego", Cuadernos de Estudios Gallegos, VII, pp. 399-405.

Otero Álvarez, Aníbal (1967): "Voces onomatopéyicas del gallego-portugués", en Homenaje al Excelentísimo Sr. Dr. Emilio Alarcos García, Valladolid: Universidad de Valladolid, tomo II,  1967, pp. 63-72.

Otero Álvarez, Aníbal (1969): "Algunas adiciones al léxico hispánico", Cuadernos de Estudios Gallegos, XXIV, pp. 154-171.

Otero Álvarez, Aníbal (1967): Contribución al diccionario gallegoVigo, Fundación Penzol-Editorial Galaxia.

Otero Álvarez, Aníbal (1977): Vocabulario de San Jorge de Piquín, edición preparada por Antón Santamarina y Francisco García Gondar, anexo 8 de Verba, Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela.

 

Es autor también de una reducida obra literaria en gallego, de la que debemos resaltar, por su interés acerca de su labor, la novela autobiográfica:

Otero Álvarez, Aníbal (1994): Esmoriz, Santiago de Compostela: Sotelo Blanco.

Semblanza

La colaboración de Aníbal Otero con Menéndez Pidal y el CEH arranca de un modo inusual, cuando en 1928 el lucense, entonces joven estudiante de bachillerato, lee un reportaje en el que Menéndez Pidal se muestra dispuesto a recibir aportaciones de romances: él le hace llegar algunos (cit. en Diego Catalán, El Archivo del Romancero patrimonio de la humanidad. Historia documentada de un siglo de Historia, Madrid, Fundación Ramón Menéndez Pidal-Seminario Menéndez Pidal, 2001, pág. 148). Otero continúa enviando materiales a Menéndez Pidal (cf. Catalán, El Archivo del Romancero, págs. 148-149) y, en 1931, solicita una pensión de la JAE para recorrer durante el mes de octubre las zonas fronterizas entre Galicia y Asturias recogiendo romances. Don Ramón le facilita una certificación, de 14 de octubre de 1931, en la que hace constar que Otero “ha sido designado para realizar una excursión por las provincias de Lugo y Oviedo con objeto de recoger romances que se conservan en la tradición oral del pueblo, con destino al Archivo de la palabra y la Canción de dicho Centro” (cit. Alonso Montero, Aníbal Otero, págs. 172-173; en el Archivo de la JAE [accesible en http://archivojae.edaddeplata.org/jae_app/jaemain.html] consta simplemente “Pide pensión”).
Aunque se ha afirmado que en Otero había completado la licenciatura y que su título habría ardido en los bombardeos de la Ciudad Universitaria, durante la Guerra Civil, lo cierto es que no llegó a terminar la carrera de Filosofía y Letras, que había iniciado en Valladolid y proseguido en Madrid.
En todo caso, Otero figura como becario en la documentación del CEH correspondiente a los años 1932 y 1933, ya antes de que Otero se incorporase como encuestador al proyectado ALPI. En una de las cartas que le dirige don Tomás, este menciona explícitamente que el gallego ha colaborado en el diseño de los mapas que acompañaban la publicación del estudio clásico de Navarro, Espinosa y Rodríguez-Castellano acerca de las fronteras del andaluz: “Le envío aparte un ejemplar del trabajo relativo al andaluz, para que vea usted como quedaron los mapas que usted ayudó a dibujar” (carta de Navarro a Otero, 18 de diciembre de 1933, cit. Alonso Montero, “Veintiséis cartas”, pág. 16).
Muestra el interés de Navarro Tomás por contar con Otero para el ALPI una alusión a futuras indagaciones:
Estuve un día en Santiago con el tiempo tan justo para recorrer las cosas más notables de la ciudad y tan obligado a marchar pronto, porque mi señora, que me acompañaba, no se encontraba del todo bien, que no me fue posible verle. El viaje de sondeo de algunos puntos del país para nuestro trabajo lingüístico lo tendremos que hacer solos y con más tiempo (carta de Navarro a Otero, 12/09/1933, cit. Alonso Montero, “Veintiséis cartas”, pág. 13).
Gracias a diversas documentación epistolar, disponemos de la imagen de un joven Aníbal, golpeado ferozmente por las desgracias familiares y la zozobra económica; resulta muy comprensible que sus colegas de correrías dialectológicas lo recuerden en sus escritos como un joven introvertido, invadido por pensamientos melancólicos y siempre con un poso de amargura que lo aparta de las actividades más festivas de sus compañeros.
En 1934 se incorpora al ALPI como encuestador Francesc de Borja Moll, con el rango de “colaborador”, mientras que Manuel Sanchís Guarner y Aníbal Otero asumirán esa misma labor mas un escalón más abajo en la relación de colaboradores del CEH, como “becarios”.
La Memoria correspondiente de la JAE señala que en junio de 1934 Navarro Tomás, junto a “los señores Otero y Espinosa, inició los trabajos en la región gallega” (JAE, Memoria correspondiente a los cursos 1933 y 1934, pág. 235)No tenemos la certeza de que ese viaje se llevase finalmente a cabo, si bien estamos seguros de que de que Otero, “en meses sucesivos, ha continuado las exploraciones en las provincias de Lugo y La Coruña” (1935: 235). En efecto, los cuadernos del ALPI comienzan a registrar la labor del gallego a mediados del mes de julio de 1934, en el lugar lucense de Muras; conocemos incluso las cantidades de que disponía como sueldo al inicio de sus encuestas: doscientas pesetas mensuales.  
Así, pues, Otero inicia sin compañía sus indagaciones cubriendo hasta finales de agosto diversos puntos de Lugo y Coruña; recorre, además de Muras (punto 115 del ALPI), Covas (p. 114), Ferreira do Valadouro (p. 116), Devesa (p. 117), San Pedro de Neiro (p. 120), Palas de Rei (p. 121), Lavacolla (p. 112), Guitiriz (p. 118), Cospeito (p. 119), Navia de Suarna (p. 122) y Pedrafita do Cebreiro (p. 124). Tomás Navarro recibe los primeros cuestionarios y lo felicita efusivamente por su labor:
Hasta ayer no llegaron sus cuadernos. Me parecen muy bien. La transcripción está clara y matizada, y hay abundantes acotaciones marginales que aclaran casos especiales (carta de Navarro a Otero, 4/08/1934; cit. Alonso Montero, “Veintiséis cartas”, pág. 19).
En septiembre prosigue con las encuestas de los puntos lucenses de Meixente (p. 123), Sober (p. 126) y San Clodio (p. 127), continuando luego en la provincia coruñesa con Ordes (p. 110), Muros (p. 112bis), Rois (p. 113), Santa Comba (p. 109), Baio (p. 106), Corcubión (p. 108) y Carballo (p. 107).
Podemos calificar de singular el papel de Otero dentro del ALPI, pues se vio obligado a realizar un muy elevado número de encuestas en solitario, de suerte que Galicia fue prácticamente recorrida por un único encuestador, en lugar de los dos previstos.
No obstante, a comienzos de noviembre Otero forma equipo con Aurelio Espinosa cubiriendo  en primer lugar un elevado número de puntos de encuesta en tierras zamoranas, así como el enclave portugués de Rio de Onor: Otero de Bodas (p. 342), Mahide (p. 343), Cubo de Benavente (p. 339), Riodonor (p. 221), San Ciprián de Sanabria (p. 337), San Martín de Castañeda (p. 338), Padornelo (p. 340) y Hermisende (p. 341). Más tarde se ocupan de tierras orensanas, hasta mediados de diciembre, empezando en A Gudiña (p. 149) y prosiguiendo con Oímbra (p. 151), Rairiz de Veiga (p. 148), Entrimo (p. 150), Celeiros (p. 145), O Bolo (p. 146) y, como broche de este largo itinerario, Rubiá (p. 147).
Además del trabajo dialectal, Otero aprovecha para recoger romances que remite a don Ramón para su archivo (carta de Otero a Menéndez Pidal, 1 de enero de 1935, Archivo de la Fundación Ramón Menéndez Pidal, en adelante AFRMP). Diego Catalán ha valorado esas aportaciones del estudioso gallego, calificando esa “exploración de la tradición romancística de Ourense y de la Sanabria de habla gallego-portuguesa (Zamora)” como plena “de sorprendentes hallazgos” (Catalán, El Archivo del Romancero, pág. 163).
Ahora bien, el trabajo de Otero en equipo no vuelve a repetirse por tierras gallegas y en 1935 prosigue nuevamente sus encuestas en solitario, comenzando a trabajar en tierras pontevedresas: Ponteareas (p. 137), Bueu (p. 134), Nigrán (p. 136), O Rosal (p. 140), Tui (p. 139), Fornelos de Montes (p. 135), Meaño (p. 132) y Vilanova de Arousa (p. 131).
Al tiempo, Navarro se interesa por los planes de futuro del lucense y le comunica que ha contactado con un portugués con el que se podría contar “en el estudio de Portugal” y se pregunta si Otero estaría “dispuesto a proseguir sus investigaciones en Portugal acompañado por el joven portugués” (carta de Navarro a Otero, 6 de febrero de 1935, cit. Alonso Montero, “Veintiséis cartas”, pág. 30; insiste en esta idea en otra carta posterior, de 26 de febrero de 1935). Ello muestra que inicialmente no se había previsto que Otero se ocupase también del territorio luso.
En todo caso, tras algunos problemas de salud, Otero prosigue con su trabajo en solitario:  Santa María de Oleiros (p. 103), Abegondo (p. 104), Boimorto (p. 111), Aranga (p. 105) y Miño (p. 102), Chantada (p. 125) y Maceda (p. 144).
Deciden por entonces Navarro y Menéndez Pidal que Otero acompañe a Espinosa por territorio castellano y leonés, a la espera de la deseada llegada del nuevo colaborador portugués. Y, en efecto, durante los meses de abril a julio de 1935, Espinosa y Otero comienzan recorriendo varios puntos de Zamora (Losacio de Alba, El Pego, Villarino tras la Sierra, Fariza, Villafáfila), para pasar en mayo a encuestar diversos puntos en territorio castellano: en Valladolid (San Cebrián de Mazote, Villavicencio de los Caballeros, Langayo, Pedradas de San Esteban), Ávila (Hernansancho, La Horcajada, Santa Cruz del Valle, Grajos),  Palencia (Acera de la Vega, Calzada de los Molinos, Santa Cecilia del Alcor), Segovia (Lastras de Cuellar, Barbolla) y Burgos (Villanueva de Gumiel, Pinilla de los Moros, Sotresgundo, Pampliega, Hontomín, Vallarta de Bureba, Treviño, Villalba de la Losa, Castrobarto y Manzanedo).
Aunque el trabajo científico continúa, Otero está intranquilo por su situación personal y se lo hace saber a los responsables del ALPI, quienes se muestran comprensivos acerca de las circunstancias que rodean a su colaborador y le ofrecen una remuneración de 500 pesetas mensuales para que continúe trabajando. Contando con este importante aumento, le proponen “reanudar el trabajo haciendo primeramente los pueblos que aún restan para completar la red de Galicia”, de modo que, una vez concluido ese trabajo, pudiese reunirse en Madrid con el colaborador portugués y “tratar de llegar con ejercicios previos a una coincidencia lo más grande posible en la transcripción” (carta de Navarro a Otero, 18/09/1935, cit. Alonso Montero, “Veintiséis cartas”, pág. 39).
Otero concluye con las encuestas en territorio gallego se a comienzos de diciembre, después de recorrer una decena de puntos: Cuntis (p. 130), Cerdedo (p. 133), Arbo (p. 138), Irixo (p. 141), Arnoia (p. 142), Vilamarín (p. 142), Agolada (p. 128), Bandeira (p. 129), Valdoviño (p. 101) y Sismundi (p. 100).
Mientras Otero finaliza en el noroeste peninsular, el CEH consigue contar con un nuevo colaborador para el ALPI, pues, tras laboriosas gestiones la portuguesa Junta de Educação Nacional designa para la tarea a Armando Nobre de Gusmão, quien, con Aníbal Otero, entre el 26 de mayo y el 20 de julio de 1936 encuesta catorce puntos del norte de Portugal (Povos p. 273, Almeirim p. 264, Moita p. 276, Almargem p. 274, Alcabideche p. 275, Montemor-o-Velho p. 245, Vila do Conde p. 212, Santo Tirso p. 213, Fafe p. 210, Marinhas p. 207, Portuzelo p. 203, Moledo p. 202, Rio Maior p. 262 y Paderne p. 200) hasta que, tras el estallido de la Guerra Civil, la policía portuguesa detiene a Aníbal Otero y lo entrega en Tuy a los sublevados.
Alonso Montero ha estudiado con detalle el proceso a que fue sometido Otero y ha desmontado algunos de los tópicos que circulaban. Lo cierto es que Otero fue sometido a consejo de guerra en marzo de 1937 y resultó condenado a “pena de reclusión perpetua” y permaneció encarcelado en distintas prisiones hasta el 22 de mayo de 1941, fecha en la que escribe a don Ramón agradeciéndole las gestiones que había hecho para acelerar su puesta en libertad; Otero se lamenta de no poder “justificar los gastos de mi última excursión a Portugal porque todos los comprobantes que tenía me los quitó la policía en Tuy. […] También se incautó la policía del coche” (carta de Otero a Menéndez Pidal, 22/05/1941, AFRMP).
Una vez libre, Otero se refugia en el trabajo agrario, pero no olvida su vocación lexicográfica y comunica a Menéndez Pidal al poco de obtener la libertad que “En mi anterior residencia [la cárcel] recogí unas 3.000 palabras gallegas inéditas, debidamente localizadas” que ha decidido incorporar a los materiales que previamente había compilado en su parroquia natal, Barcia (Meira, Lugo) (carta de Otero a Menéndez Pidal, 9/06/1941, AFRMP). Y es que, en efecto, durante esos años de cárcel ha aprovechado para recoger información sobre el léxico gallego entre los presos y para recopilar romances que hace llegar a don Ramón.
Aprovechará Otero esos materiales léxicos para redactar e ir publicando numerosos trabajos sobre lexicografía gallega y asturiana, entre los que destacan la serie de 24 artículos “Hipótesis etimológicas referentes al gallego-portugués”, publicados en Cuadernos de Estudios Gallegos (1949-1976) y la decena de "Contribuciónes al léxico gallego y asturiano", publicados en la revista ovetense Archivum (1953-1964).  
Por otra parte, el patriarca de la Filología española deseaba que el ALPI se terminase y ya en 1943 sondea la disposición de Otero para proseguir con las encuestas en Portugal (carta de Menéndez Pidal a Otero, 6/06/1943, cit. Cortés Carreres y García Perales, págs. 148-139). Sin embargo, las optimistas previsiones de don Ramón tardarán en cuajar, y hasta 1947 no se llega a un acuerdo entre Tomás Navarro Tomás, quien está en posesión de la mayor parte de los cuadernos de encuesta, y el CSIC. No será hasta finales del 1950 que Sanchis Guarner y Rodríguez-Castellano acudan a Nueva York para recoger los materiales allí depositados y preparar con Navarro Tomás la labor de edición del ALPI. Enterado por ellos de la suerte corrida por Otero, Navarro se apresura a escribir al gallego, renuente ante la idea de volver a trabajar en el ALPI: “me han contado todo lo ocurrido. Me he sentido consternado pensando en lo que usted ha tenido que pasar. Cuánto dolor innecesario e injusto. […] Comprendo que a usted le repugne volverá una empresa que le ocasionó tanto daño, sin ayuda posible de nuestra parte. Obre usted con entera libertad. No hay derecho a pedirle a usted más sacrificios” (carta de Navarro Tomás a Otero, 8/12/1950, cit. Cortés Carreres y García Perales, pág. 190).
A pesar de proseguir sus investigaciones y dar a luz un buen número de publicaciones, Otero no desea emprender una carrera investigadora y ni siquiera intenta concluir sus estudios universitarios; sin embargo, accede finalmente a continuar con las encuestas en Portugal que, sin embargo, se retrasan primero por problemas administrativos entre el CSIC y el portugués Instituto de Alta Cultura y, más tarde, por la renuncia de Armando Nobre de Gusmao a colaborar en el atlas. Finalmente, en noviembre de 1952, Luis Filipe Lindley Cintra se ofrece a tomar parte en las encuestas que, finalmente se iniciarán en junio de 1953, pero sin disponer del vehículo prometido para la tarea.
El trabajo de encuesta en Portugal fue complicado, en parte debido a las obligaciones de Cintra, que hicieron que Otero tuviese que realizar nuevamente solo algunas de las visitas, mas especialmente por las muy diferentes interpretaciones que los encuestadores hacían acerca del modo en que debía representarse el vocalismo portugués; estas discrepancias generaron una amplia correspondencia con los restantes colaboradores, con Navarro Tomás e incluso con Menéndez Pidal, a quien Sanchis Guarner informa que:
 
Ha fallado lamentablemente en Portugal uno de los principios básicos de la metodología del ALPI: el trabajo de equipo. En vez de colaborar y sintonizarse, los dos dialectólogos se han repartido la faena y han trabajado sin la menor conexión. Además, Otero acusa a Cintra de no haber selecciona­do bien a sus sujetos informantes, de haber trabajado con jóvenes, con perso­nas semicultas que habían viajado, cuya habla estaba ya alterada por el pro­ceso moderno de nivelación dialectal. El hecho, mi querido don Ramón, es que nos encontramos con unas transcripciones discrepantes sobre las mismas localidades y realizadas por el mismo equipo. No sería licito, en manera al­guna, que nosotros unificásemos en el laboratorio a posteriori los materiales recogidos en el campo y sacrificásemos las transcripciones de Otero (que serán muy discutidas) en beneficio de las de Cintra (que aceptarían todos por coincidir con la ciencia oficial). Eso sería una solución comodísima, pero me parecería una grave adulteración anticientífica (carta de Sanchis Guarner a Menéndez Pidal, 29/08/1955, cit. Cortés Carreres y García Perales, págs. 274-275).

Acabadas las encuestas, Otero colabora en la preparación del ALPI con Rodríguez-Castellano y Sanchis Guarner, si bien entiende que este último pretende hacerse con el control del proceso.
Aislado en su Barcia natal, Otero continúa publicando sus trabajos lexicográficos y obtiene algún reconocimiento en Galicia y así, por ejemplo, la Real Academia Gallega lo elige como académico en noviembre de 1964, aunque no llegó a leer su discurso de ingreso.
No puede extrañarnos, por tanto, el justificado lamento de Navarro a la muerte de tan diligente y apreciado discípulo:
“Entre los colaboradores del ALPI, Aníbal Otero no sólo puso en la empresa la contribución de su esfuerzo, sino que le costó un fatal sacrificio que quebrantó su salud y sin duda produjo honda y amarga herida en su espíritu. Guardaré siempre su recuerdo con amor y dolor” (carta de Navarro a Constantino García, 22/07/ 1974, reproducida en el número de la revista Verba dedicado a la figura de Aníbal Otero (Verba, 2, 1975, pág. 6).
También escribió Navarro al único hijo de Aníbal Otero:
“Es su padre el primer miembro que desaparece de la estrecha familia que formamos alrededor de la empresa del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica. Puso su padre como todos al servicio de esa obra la generosidad de su competencia y entusiasmo, pero sufrió además el sacrificio injusto e infundado de una larga prisión que sin duda debió quebrantar su salud y habrá sido la causa de acortar los años de su vida”  (carta de Navarro Tomás a Horocel Otero, 1/05/1974, cit. Cortés Carreres y García Perales, pág. 439)
 

Bibliografía

Alonso Montero, Xesús (2010): “Veintiséis cartas inéditas de Tomás Navarro Tomás a Aníbal Otero (1933-1936), obrantes en la Causa contra el lingüista gallego y aportadas por su madre como pruebas favorables en el Consejo de Guerra del 5 de marzo de 1937”, Hesperia. Anuario de Filología Hispánica, XIII, 1, pp. 5-47.
Alonso Montero, Xesús (2011): Aníbal Otero. Lingüística e política na Guerra Civil e no franquismo, Vigo: Xerais.
Cortés Carreres, Santi y Vicent García Perales, eds. (2009): La historia interna del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica (ALPI). Correspondencia (1910-1976), Valencia: Universitat de València.
Pérez Pascual, José Ignacio“Las encuestas del Atlas Lingüístico de la Península Ibérica en Galicia”, en prensa.
Requeixo, Armando (1996): “A tradición romancística galega: a figura de Aníbal Otero”, Boletín Galego de Literatura, pp. 47-76.
Rodríguez Fer, Claudio (1994): “A obra carcelaria de Aníbal Otero”, en A literatura galega durante a guerra civil, Vigo: Xerais, pp. 52-64.
Santamaría, Antón (1975): “Aníbal Otero (1911-1974)”, Verba, 2, pp. 7-12.
Sousa, Xulio (2008): "Notas sobre o Atlas Lingüístico de la Península Ibérica en Galicia" en Mercedes Brea, Francisco Fernández Rei y Xosé Luis Regueira, eds. (2008): Cada palabra pesaba, cada palabra medía. Homenaxe a Antón Santamarina, Santiago de Compostela: Universidade de Santiago, pp. 299-306





Autor
José Ignacio Pérez Pascual